El estudio de la Historia, es parte fundamental de toda persona, debido a que dicha asignatura, permite conocer la evolución de las sociedades y sus procesos de transformación. Ante los constantes cambios, en el que se encuentra viviendo en un mundo globalizado en donde los medios de comunicación están desarrollando un papel primordial en la sociedad, resulta importante buscar las estrategias necesarias para despertar el interés de los estudiantes por conocer lo ocurrido siglos atrás, y así desarrollar un pensamiento y conciencia histórica, que les permitan comprender nuestra realidad social. 
Tradicionalmente en los programas de Historia, se daba prioridad a la transmisión de datos, repetición de nombres de personajes destacados y de sus hazañas políticas y militares, de igual manera de lugares que fueron testigos de grandes batallas; esto únicamente propiciaba un aprendizaje memorístico, el cual, no permitía adquirir un aprendizaje en el que los alumnos comprendieran los hechos y procesos históricos. Por lo anterior, la Historia, como una asignatura de sumo valor formativo está plenamente justificada por diversos criterios (epistemológicos, educativos y sociales), es una de las asignaturas que se encuentra en mayor abandono dentro de la escuela primaria causado por diversos factores.
Algunos de estos factores son la carga académica y la jerarquización de asignaturas sobre otras, por lo cual, apelando a la importancia de la Historia 
y su valor  formativo en el alumno, esto debería ser razón suficiente para ayudar a rescatar a la Historia de ser una simple materia adoctrinadora o ideologizadora, como hasta ahora hacen creer algunos autores. La enseñanza de la historia es una parte imprescindible dentro del aprendizaje de cada uno de los  niños, ya que es importante que conozcan sus raíces culturales, sociales, políticas, las cuales influirán en su personalidad y en su formación ideológica.
El verdadero valor de esta materia, radica en ser un inmejorable laboratorio de análisis del pasado histórico, ayudando a comprender la complejidad de las relaciones al interior de la sociedad actual  y posibilitar la conservación de una valiosa memoria histórica común. La finalidad educativa de la asignatura  es contribuir al desarrollo integral del alumno, propiciar el crecimiento de su personalidad, incidir en su formación humanista, y para este propósito la didáctica de la Historia posee un importante papel.
Los docentes que enseñan Historia no pueden estar ajenos a lo que sucede en esta ciencia, qué problemas enfrenta, qué temáticas se estudian, con qué metodología de investigación y cuáles son los resultados científicos que se obtienen. Desde esa perspectiva la escuela está en condiciones de aprovechar todo ese caudal de información y de fuentes para la educación de los niños, los adolescentes y los jóvenes.
La disciplina Historia está comprometida con la educación histórica de los alumnos, que como veremos en este curso implica que asimilen los conocimientos históricos universales y nacionales, el desarrollo del pensamiento histórico, la formación de normas, actitudes y valores en correspondencia con el modelo social en que viven. Desde las potencialidades de la cultura y la memoria histórica de cada país se desarrolla el pensamiento histórico de los escolares, adolescentes y jóvenes conformando la conciencia histórica.
La enseñanza de la Historia como disciplina se inicia en el siglo XIX, a medida que se va instituyendo la enseñanza primaria elemental como un sistema público escolar, el cual respondía a los intereses educacionales e ideológicos de los estados burgueses. El pensamiento nacional y patriótico de los cubanos fue tomando forma sobre la base de las ideas de los reformistas, las radicales revolucionarias de los independentistas y de las aspiraciones de los abolicionistas.
La Ruta Bicentenario Latinoamericano convoca a los hispanos a profundizar sobre diversos e importantes temas históricos. Incorporar las visiones de la historia social y cultural, de la historia de la educación, Entender el aún reciente y por ello poco estudiado Siglo XX, las múltiples facetas de la dominación neocolonial, de la penetración y explotación de los monopolios y el capital financiero estadounidense, europeo y japonés en dicha región del sur de América. Revaluar los grandes acontecimientos de la primera mitad del Siglo, el amplio universo de la Revolución Venezolana y de las luchas campesinas, obreras y estudiantiles, que devinieron en no pocas situaciones y estallidos revolucionarios. 
Sin embargo, el bicentenario de las independencias americanas es percibido en Venezuela, como un proyecto no acabado, y en cuya celebración el protagonismo del pueblo debe ser esencial para que los actos vayan más allá de lo meramente oficial, fomentando así un verdadero sentimiento bicentenario. Se promueve una superación de los paradigmas hegemónicos hacia un mayor pragmatismo que fomente el desarrollo de una memoria colectiva. Cabe destacar el simbolismo que emana la figura del Libertador que protagoniza en las conciencias colectivas estos eventos conmemorativos. 
El poema de Montejo, E (2010) "Nostalgia de Bolívar", contiene la esencia de lo que para muchos es el espíritu bicentenario, "Adentro de nosotros Bolívar se desborda" (p. 1). El pueblo venezolano se enfrenta por tanto a un reto histórico, que es el de concluir el lienzo que estima inacabado, definiendo de nuevo su identidad como nación, en el seno del multiculturalismo latinoamericano, y reviviendo así el alma del Libertador doscientos años después, en un contexto geopolítico complejo que invita a reflexionar acerca del proyecto futuro que los pueblos latinoamericanos desean emprender.
La ruta Bicentenaria de la Independencia de Venezuela para Bello, J (2010) es: 
…el proyecto Rutas del Bicentenario que hacen la remembranza al proceso independentista de Venezuela. El proyecto contempla la realización de rutas conceptuales que otorgan a los interesados información referente al proceso independentista que abarca desde la concepción de ideales de independencia, la gesta independentista hasta la consolidación del país que hoy conocemos contemplando un periodo entre los años 1780 y 1830 (p. 1).
Es considerada una herramienta por rofundizar en la renovación del pensamiento socialista y de las luchas antiimperialistas que genera la Revolución Venezolana y por considerar el pensamiento social y filosófico, y la dimensión ética presente en movimientos inéditos como la teología de la liberación, y la de educación popular. El Bicentenario Venezolano también constituye la oportunidad para evaluar la más reciente contemporaneidad, desde la trascendencia y esencialidades que nacen en los paradigmas fundacionales del país.
 Esta ruta sirve para abrir al lector al interesante panorama de la Latinoamérica y Venezuela de hoy, a sus nuevos movimientos liberadores, quienes gestan actualmente formas novedosas de concebir y ejercer la política de modo protagónico, sobre las bases de relaciones solidarias, con clara conciencia de la necesidad de garantizar la diversidad cultural, la protección del medio natural, la justicia social, la democracia participativa con todos los derechos para todos y todas, junto al caótico y no menos rico  debate que se ha traducido bajo el polémico  término de Socialismo del Siglo XXI. 
La conmemoración del Bicentenario de la Independencia Venezolana ofrece un espacio para incentivar la reflexión y el análisis historiográfico, evaluar el campo de los estudios latinoamericanos, el estado de la historia de América y de la labor de divulgación cultural en los medios. Sea pues, este trabajo de investigación un medio en el que usted pueda conocer más acerca de los pueblos. Diversas naciones latinoamericanas celebran el Bicentenario de su  Independencia, gesta que les dio cohesión, identidad y soberanía pero que de cara al futuro les impone retos. 
Doscientos años han transcurrido desde que independentistas y realistas se enfrentaron para acabar con el yugo de la monarquía española, pero las condiciones de desigualdad y pobreza persisten como un problema crónico. La conmemoración del Bicentenario de la independencia de la República Bolivariana de Venezuela, para el Ministerio del poder Popular para la Educación (2011), “…tiene como responsabilidad programar los actos conmemorativos en el periodo comprendido entre el 19 de abril de 2009 y el 5 de julio de 2011” (p. 1). 
Para el gobierno venezolano, la celebración del Bicentenario de Venezuela representa un proceso vivo y actual en el que todos deben participar, porque corresponde a esta generación, consumar un proyecto, que se inició en el siglo XIX y aún no concluye. Es la presencia entre los compatriotas de una causa que comenzó a fines del siglo XVIII y aún continúa con tanta pertinencia en lo actual, que debemos enfrentar todas las distorsiones y tergiversaciones que se pretendan hacer de ese proceso. 
Recordar a los próceres que dieron patria a los ciudadanos venezolanos y dejar que el paso del tiempo no borre la historia de lucha y de aspiraciones de igualdad y libertad no basta. El país padece siglos de olvido y de atraso económico que lo mantienen sumida en el subdesarrollo. A principios del siglo XIX, estos pueblos pelearon abiertamente para acabar con el colonialismo español que les impedía crecer y les imponía condiciones de desigualdad económica y social que argumentaban era insostenible. Sin embargo, casi dos siglos después, el panorama sombrío no ha cambiado.
Del mismo modo, es perentorio señalar que la grave problemática de la enseñanza de la Historia de Venezuela se articula con la crisis educativa de carácter estructural que se vive en el país, cuya complejidad y conflictividad es inherente a una condición “sui géneris”  de subdesarrollo. Esta reflexión es importante para el debate actual, por cuanto es prioritario desmontar la función de la Escuela en su papel de reproductora social, legitimadora de paradigmas y valores destinados a homogeneizar y neutralizar los procesos sociales y educativos. 
En esta dirección, tiene pertinencia el análisis crítico del modelo educativo modernizante en Venezuela, a través de la Ruta Bicentenaria, objeto de revisión y de múltiples lecturas y relecturas por parte de estudiosos dedicados a la investigación educativa durante las últimas décadas del siglo XX, cuyos aportes son hoy parte importante de una historiografía sobre la educación y los procesos socio-educativos venezolanos, especialmente los referidos al problema que nos atañe en este artículo,  la enseñanza y  aprendizaje de la Historia de Venezuela.





 


